«Estamos rodeados de descreídos. Pero el mundo no les pertenece. El mundo es de los que creen.«
Aunque compré el libro de Lidertarios prácticamente cuando salió en enero, no lo he leído hasta esta Semana Santa. Y es que, soy una romántica: el 5 de abril hizo 5 años que trabajo en Internet Advantage y me pareció que leer un libro de Territorio Creativo era una bonita manera de celebrar el cumplimiento de este ciclo y reflexionar sobre lo que ha cambiado el sector del marketing online en estos años.
En este libro los hermanos Polo, directores de Territorio Creativo, empresa de referencia en el marketing digital en España, hablan de cómo han conseguido crear una cultura de trabajo basada en el empoderamiento de los «Tecerianos» y cómo para ellos esta cultura de autogestión ha pasado de ser una utopía a convertirse en una ventaja comparativa. Para TC ha servido para no ser «una más» en un sector como el marketing digital que se ha comoditizado alarmantemente en los últimos años: ellos se han convertido en una empresa aspiracional que atrae tanto a clientes como a talento.
Para adaptarse a esta nueva realidad, las empresas tienen que cumplir al menos tres principios básicos:
- Fijando una Visión. La visión es una finalidad última que nos permita trabajar para hacer del mundo un lugar mejor y que nos ayuda a superar las penurias del día a día.
- Permitiendo el desarrollo personal y profesional. Creando un entorno colaborativo que nos ayuda a progresar en una o varias disciplinas, fomentando el aprendizaje y que nos plantee retos intelectuales, premiando el mérito y el esfuerzo.
- Incrementando la Autonomía. Lo más complejo, dotar a las personas de libertad para realizar su labor, en un estricto marco de responsabilidad y autoexigencia.
En este siglo XXI más que nunca los planes están hechos para romperlos. La estrategia, la hoja de ruta, la carrera profesional… todo lo que intente reducir la incertidumbre de tener que estar siempre reaprendiendo en un mundo que cambia a demasiada velocidad es un ejercicio baldío y cobarde. La visión y los valores se convierten en la única guía válida. “El siglo XXI requiere una flexibilidad inusitada y el camino se define andando el camino, no mirando Google Maps”.
Me gusta el libro porque pese a no dejar de ser una experiencia aislada (y storytelling mediante) habla de algo en lo que creo firmemente: en que el objetivo de una empresa va mucho más allá de ganar dinero. Su objetivo es generar riqueza y esta riqueza no se mide en unidades monetarias, sino que está compuesta de innovación, beneficio para sus clientes, mejoras para el entorno y realización para sus empleados.
En el libro de los hermanos Polo, los lidertarios son aquellos jefes que deciden no ser «el típico jefe» para convertirte en «un líder que guía, motiva, inspira y acompaña a su equipo, aquel que sabe que poner a las personas en el centro es el mejor movimiento para construir empresas competitivas». Las empresas se convierten en empresas sin jefes ni departamentos, que lideradas por equipos e imprendedores consiguen la innovación, el grial empresarial del siglo XXI. En ellas se genera inteligencia colectiva, un cerebro grupal que introduce orden en el caos de la anarquía que se supone a la organización sin jefes.
En Lidertarios se denuncia el hecho de que durante los últimos años se pida, se exija a los trabajadores que se reinvente, se adapten, se sacrifiquen, que hagan un esfuerzo extra por las empresas, por merecerse su salario. Pero también se critica aquellos empleados que sólo se mueven por motivación extrinseca (básicamente, dinero). Esa gente permanentemente insatisfecha, que no sólo nunca es feliz sino que además no deja que el resto lo sean. Y es que, la pasión vale más que la zanahoria
«Las personas que se quejan por costumbre gastan demasiada energía en busca de paja en el ojo ajeno y en atribuir responsabilidades en un sistema que no existe. El sistema somos todos. Seamos autocríticos y entusiastas e invirtamos nuestra energía vital, arrimando el hombro para mejorar lo que no nos gusta».
Cada uno es libre, pero me da mucha pena la gente que vive esperando al fin de semana, a las vacaciones y a la jubilación como momentos para disfrutar. ¡Con lo que se puede disfrutar cada día! Es necesario acabar con esa balanza que opone diversión y trabajo, nos dicen en el libro y no puedo estar más de acuerdo. Lo del “work/life balance”es una falacia. Si intentamos poner barreras, siempre se molestarán el uno al otro. . Lo vital es sentir los domingos por la tarde las ganas de ir a trabajar el lunes.
Otro apunte que me ha resultado interesante es que, igual que es importante saber contratar, es saber despedir. Aunque suena duro decirlo en la situación actual, un despido no sólo es la única solución muchas veces, sino que puede ser un regalo para el despedido, que le haga replantearse su lugar en el mundo y su «encaje» en el sistema productivo.
En fin, un libro que aboga por un nuevo modelo productivo que es inevitable, una filosofía que permite cambiar el sistema desde dentro. Porque, como decía Galeano, hay otro mundo posible y está en la barriga de éste. ¡No nos tenemos que ir más lejos a buscarlo!
Fenomenal Elena. Al final me lo tendré que leer!