A este verano le queda un suspirín. Aunque ya estemos lejos de las aulas y aunque yo acabe de volver de vacaciones, hay algo en septiembre que siempre huele a comienzo, a lluvia que nos limpia, a aire que nos despierta, a nuevos retos, a libros por abrir. ¡Me gusta septiembre y su vuelta al cole!!
Agosto siempre es un mes en el que en cierta manera me «decepciono a mi misma»: el país parece paralizado, el calor aplatana y nos dejamos llevar por la procastinación, esa palabra tan latina y que nunca hemos dejado de practicar, pero que ahora hemos «recuperado» por influjo anglosajón. La palabra procastinación, sin embargo viene del latín :
pro, adelante, y crastinus, referente al futuro, o la acción o hábito de postergar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes y agradables.
Y las responsabilidades y decisiones son casi inmorales para un procrastinador. Quizás sea necesario esta bajada de revoluciones anual, esta devoción pagana al rey sol. Pero por suerte siempre está aquí septiembre para despertarnos. Y es que si Picasso decía que las musas te tienen que pillar trabajando, Seth Godin va más allá, las musas te tienen que encontrar mientras buscas maneras de seducirlas, de ejercitar tu creatividad.
Todos tenemos siempre miles de ideas, planes, proyectos, sueños, pero muchas veces nos dedicamos a cazar gamusinos, a buscar eso que nos han dicho que existe pero de lo que nadie nos puede dar pruebas y nos da pereza el juego de seducción necesario para atraer a las musas: formarnos, mantenernos en forma, ser ingeniosos…. Nos empeñamos en buscar una «vida fácil», sea lo que sea eso, sin acordarnos de que a la larga lo fácil aburre.
El filósofo Zygmunt Bauman, último premio Principe de Asturias de la Comunicación, dice que elegimos volvernos triviales, vivir en el mundo líquido en el que los sentimientos tan inestables que nunca cristalizan. Nuestra sociedad, dice Bauman, no puede mantener la forma y el rumbo por mucho tiempo.
Según Bauman este comportamiento es característico de nuestra era, pero creo que hemos «descubierto» una clave para sacar la parte buena de este comportamiento cristalino, quedarnos con la flexibilidad, el dinamismo y la curiosidad por todos los ámbitos que nos lleva a «picotear»: el networking, la co-construcción, el crowsorcing, la colaboaración… en fin, la filososfía del «El Mundo Groundswell» (por cierto, próximo libro de The Monday Reading Club y mi lectura actual).
En fin, os dejo con este post un tanto desordenado para volver a entrar en «materia» y en breve volvemos con una nueva entrega de la Charrosfera.
Una idea del gran Seth Godin, de estos que no aparecen en la Cosmopolitan pero que nos hace mantenernos atractivos para las musas: piensa cada día una idea para mejorar tu empresa favorita, tu ciudad o tu serie de la tele preferida ¡y escríbelo!!