Bramando en arameo….

Cada día estoy más segura de que hay que hacer la revolución, pero una revolución personal.Suscribo la opinión de muchos de que los políticos españoles son corruptos y que improvisan.Que nos engañan (o se autoengañan). Sin embargo, creo que no podemos olvidar que los políticos son antes de nada ciudadanos españoles, que en España hay un 24% de economía sumergida (un 24% de corrupción) y que la gente se lleva los folios de la oficina  a casa.
Creo a pies juntillas lo de que en España hace falta más inversión en formación, en innovación. Sin embargo, no podemos obligar que somos un país en el que uno atesora como mayores logros del instituto y de la uni las pellas y las partidas de mus. Que el 40% de los chicos de instituto quieren ser funcionarios, por que viven muy bien, trabajan pocas horas y hagan lo que hagan no se les puede echar, no por vocación de médico, de maestro o de servidor civil (así es como se llama a los funcionarios en Inglaterra). Y a un 60% de los universitarios, sus padres les recetan unas oposiciones.
Yo también creo que el sistema electoral es completamente injusto y el bipartidismo un veneno. Pero en  España no se puede ser del Madrid y decir que el Barça juega mejor o que no estás de acuerdo con Mourinho. Que la revista más vendida es Hola y el  periódico, El Marca. Los partidos no son fieles a sus ideologías ni promesas, pero miles de parejas se casan por la iglesia cada año, aunque no vuelvan a pisar una más que en las fiestas de guardar.
Creo que lo llaman democracia y no lo es… pero no entiendo porqué se justifica la pena de muerte en la metrópoli americana «porque son ellos los que lo han elegido» pero no nos parece bien que Cataluña haga un referéndum sobre su autodeterminación. Los políticos buscan tu voto y luego se olvidan de las promesas…. pero el resto de los ciudadanos hemos abdicado de nuestra responsabilidad política: arreglamos el mundo delante de un tinto de verano, pero nos escaqueamos de la reunión de vecinos (y qué decir de las asociaciones de vecinos, culturales, ONGs… ). Hemos abdicado de ser ciudadanos para convertirnos en tertulianos.
Oigo todos los días que mi generación es la generación perdida, la primera que vivirá peor que sus padres, pero recuerdo las batallitas de la generación de mis padres sobre viajes de novios en Benidorm, botes que se llenan de pesetas para poder cenar una vez al mes, pisos de alquiler y cajas de cartón como muebles. Batallitas de ropa heredada, de zurcidos y remiendos y de botes de botones y cremalleras por si acaso. En mi generación, pocos son los que no han pasado una semana en Punta Cana, los que no salen de copas al menos una vez al mes (desde los 15 años o antes) y los que no consideran normal comer fuera una vez a la semana.
Somos la generación más preparada nos dicen, pero no somos competitivos. Viajamos, pero en España la beca Erasmus se conoce como Orgasmus y se utiliza para aprobar asignaturas huesos «con gracejo español». Cada vez más titulados universitarios, pero titulados fast food. Como cualquiera tiene derecho a una educación universitaria, hay que bajar el nivel de exigencia para que aprobar no resulte traumático a nuestros jóvenes.
El movimiento 15M   ha sido un despertar de conciencias, pero nos gustaba cuando era algo festivo,  algo superficial. Hace dos meses era motivo de orgullo, ahora nos asusta que unos «perroflautas»  quieran cambiar un sistema del que nos quejamos como tertulianos pero no queremos cambiar.  Yo también creo que hay que hacer una revolución, pero una revolución personal. La crisis no es culpa nuestra y el ciudadano medio no ha hecho nada malo (es decir, no ha matao ni ha robao), pero…¿y algo bueno? Yo no quiero que nadie haga la revolución por mi, pero quiero poder pensar con mis conciudadanos.Antes de que unos bancos que no engañen (es decir, que apliquen las leyes del mercado de oferta y demanda) prefiero una sociedad rica y formada, que sea capaz de sopesar los pros y los contras al firmar una hipoteca y que no piense que tener más es su única manera de ser más feliz. Quiero que una conversación política responda a su significado etimológico y no a si eres del PP o del PSOE.
Por cierto,  ¿y la ola de calor? Este anticiclón y los aires provenientes del norte de África hacen que sea insoportable salir a la calle en toda la península.  A mi es que me baja la tensión…. menos mal que siempre me puedo quedar en casa y ver la tele…

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