La postmodernidad SEO y el supermercado del yo

Post publicado originalmente en el blog de mi empresa, Internet Advantage. 🙂
El tiempo corre, vuela en Internet. Quemamos etapas a una velocidad de vértigo.  El otro día leía en un post de Joe Hall que el se consideraba un SEO postmoderno.  El SEO se ha vuelto postmoderno porque el bien y el mal se han vuelto relativos.  Se acabó la época de los manuales, los gurús y las listas de consejos… Google ha hecho naufragar nuestros destinos en un mundo de dependes,  el mundo SEO se ha convertido en un paraíso de gallegos en las que cada pregunta se contesta con otro interrogante y donde tu mejor baza es un «depende» a tiempo.
Dice Miguel del Fresno que «Para el pensamiento postmoderno todas las teorías modernas están acompañadas por numerosas excepciones a partir de los datos del mundo real social y eso, excepciones que las invalidan en su pretensión de desplegarse como ciencias empíricas.» Lo mismo podríamos decir del SEO postmoderno, inmerso en un entorno líquido donde la única certeza es la incertidumbre, como diría Zygmunt Bauman

Si volvemos la vista atrás a lo que en los años 70 y 80 se consideró la publicidad postmoderna, podemos encontrar algunos rasgos que se repiten en la situación actual del mundillo SEO y del marketing online en general .  Si nos ponemos academicistas, el postmodernismo. Es el movimiento cultural que, originado en la arquitectura, se ha extendido a otros ámbitos del arte y de la cultura del siglo XX, y se opone al funcionalismo y al racionalismo modernos (RAE).
Es un movimiento sociocultural que se impone a la sucesión de estilos,  quiere ser el anti-estilo. Surge de la necesidad de provocar una nueva mezcla de ideas, un hibridismo para salir de la uniformidad.  En publicidad esto se traduce en una vuelta al contenido sobre la imagen: ya vale de anuncios ideales, de familias perfectas, de marcas que hacen que tu pelo huela bien y que Mimosin abrace tu ropa.

Es la época de  Toscani al frente de la publicidad Benetton, de la crítica social y de la publicidad comparativa con el cliente. Todo vale, todos somos diferentes.   El publicista y el director de márketing de la empresa también son consumidores y transmite más la crítica ácida que un mundo de azucar.

El SEO está viviendo un cambio parecido. Los experimentos SEO no funcionan.   No puedes dejar de hacer SEO ni un momento, la competencia está ahí. De hecho, saca partido de tus errores. Tu web ya no es tu templo, tu web es www.google.com . La gente prefiere el botón pequeño. La usabilidad no tiene reglas, solo test multivariables. Deja de llorar, deja de culpar a Google  y ríete de ti mismo.
Vale ya de páginas hiperoptimizadas. El flash a veces es bueno, no me aburras con tus plantillas optimizadas. . No necesitas repetir tus palabras clave en cada párrafo, tus lectores son inteligentes.  Tu palabra clave no puede ser el nombre de tu competencia. Eso es como mucho art-decó. El usuario busca como quiere. Cuándo y donde quiere. No pienses que somos todos iguales. La web del 2011 es, como la moda postmoderna, un supermercado del yo.
¿Ese post-it con los 10 principios SEO que amarillea en tu mesa? Tíralo, no vale para nada. O mejor… conviértelo en una infografía y así conseguirás unos cuantos links.  Da igual que seas feo. Tienes que grabar un vídeo. ¡Estamos hartos de presentadores y presentadores de stock!  La dorada medianía de Horacio tiene pocos fans en la era de  Internet. Por no tener, no tiene ni grupo en Facebook.
Suscribo la idea del bueno de Hall, que dice que lo bueno de este nuevo status del SEO es que puede interesarse en la información que encaja con el contexto adecuado y olvidar todo lo demás.  Se acabaron los SEOs de manual, se acabó la automatización.  Que viva la intuición, la serendipia  y la imaginación. ¡Larga vida al SEO!

Y, recuerda….

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