Hoy las redes sociales se levantan convulsas: ha muerto Whitney Houston, la gran voz y la gran diva de El Guardaespaldas. Esta cortina de humo le permite a Don Germán Sánchez Ruiperez morir como vivió, discretamente. Pero desde Salamanca no nos podemos olvidar de él , de lo que hizo por el mundo editorial, por la cultura y por la educación, así como por nuestra ciudad. En su pueblo, Peñaranda, se han decretado 3 días de luto por el gran mecenas.
Nacido en los años 20, en plena postguerra española fundó la editorial Anaya, que pronto se convertiría en el grupo Anaya, con más de 150 sociedades. En 1981 crea la fundación que lleva su nombre, dedicada a la actividad educativa y cultural, centra la mayor parte de sus programas en la difusión y extensión de la cultura del libro y de la lectura. La actividad de la Fundación se estructura en torno a distintos Centros Técnicos, siendo los principales:
- el Centro Internacional del Libro Infantil y Juvenil: un lugar mágico situada en el centro de Salamanca y que consiga que los padres hagan cola para llevar a sus peques a escuchar cuentos y leer desde prácticamente el momento que nacen.
- el Centro de Desarrollo Sociocultural, en Peñaranda que va más allá del concepto de biblioteca para convertirse en un centro vivo que se adapta a las necesidades de este pueblo de nombre aristocrático, Peñaranda de Bracamonte, y que no llega a los 7.000 habitantes.
- el Centro Internacional de Tecnologías Avanzadas: también en Peñaranda, su aldea irreductible, donde su huella se ve en cada uno de sus habitantes. Es un sitio genial, dedicado a la promoción de la tecnología y su aplicación en la educación.
- el Centro del Lector, que se inaugurará próximamente en Madrid, en el antiguo matadero.
El CITA es mi sitio preferido: admiro su labor y a las personas que allí trabajan. Ya os lo conté en este blog y en mi última visita hace apenas dos semanas corroboraba esta admiración al conocer a las personas que con brillo en los ojos nos contaban en que consiste el programa DEDOS, tabletas que enseñan. El carácter visionario de este centro, que es referencia a nivel mundial para los profesores preocupados por la aplicación de las nuevas tecnologías, estimula la creatividad y forma a chavales con talleres tan avanzados como robótica para niños. Y todo ello sale de la mente de un hombre que ya rozaba los 80 cuando lo puso en marcha.
Yo nunca conocí al señor Ruiperez, pero estoy segura que ese brillo en los ojos lo aprendieron de él y que lo conservaba a sus 85 años. Hace justamente un año (10 de febrero de 2011) recibía el título de Doctor Honoris Causa de la Universidad de Salamanca, que reconocía entre otras cosas su vocación de llegar a lo global desde lo local. Él aceptaba la distinción, emocionado y recordando que en su juventud ser universitario no era tan fácil, que él tuvo que renunciar a ello para ayudar económicamente a su familia pero que a lo que nunca renunció fue a leer:
Leer para el compromiso. Para el ejercicio pleno de la libertad. Para la búsqueda incansable de la
verdad. Leer, en suma, para la creación de ciudadanos independientes, con criterio, corazón y
razón; solidarios y participativos; protagonistas activos de su propia realidad, donde ya casi nada
volverá a ser como solía. Porque no vivimos una época de cambios: vivimos el cambio de una
época, en que todo se muda de forma imparable.
(Fragmento de su discurso de investidura que podéis leer completo aquí)
Hoy sólo nos queda decir adiós y gracias, y esperar que su legado continué. Que continúe por supuesto en la obra de la Fundación, pero también que su vida y dedicación sean un ejemplo para nosotros, que tengamos presente que no serán otros los que construyan nuestro futuro:
No esperes a que otros construyan tu futuro
Levántalo con tu esfuerzo, con tu compromiso, con tus sueños.
Adelante.
No hay tiempo que perder,
que es posible cuanto anhelas
si en ello pones todo tu empeño.
Germán Sánchez Ruipérez.
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